En 1973, el P. Pedro Arrupe, general de la Compañía de Jesús de ese entonces, pronunció un discurso histórico ante los Antiguos alumnos de los colegios de jesuitas de Europa. A la luz del Concilio Vaticano II y de los signos de los tiempos, se actualizaba la espiritualidad ignaciana invitando tanto a hombres como a mujeres a ser nuevos entes de justicia eficaz, a los cuales él mismo padre Arrupe llamó “hombres y mujeres para los demás”.
Desde entonces, todos los colegios de la Compañía de Jesús hemos acogido y trabajado este lema conforme nos hemos ido convirtiendo en coeducativos.
Recordemos que la educación jesuita es una tradición viva que lo que busca es formar personas dispuestas al servicio. Educar a niñas es un sueño hecho realidad y ahora que ya son parte de nuestra institución debemos reconocerlas también en nuestro lema.
Que Dios, nuestra Madre Inmaculada y San Ignacio de Loyola nos acompañen en el inicio de este nuevo año escolar.