Los niños, desde muy pequeños, aprenden a “leer” signos y símbolos que van adquiriendo cierta significación en su día a día y de forma natural: logos comerciales, señales de tránsito, símbolos convencionales y otros. Estas son las primeras experiencias de lectura con las cuales se enfrentan nuestros alumnos; no obstante, es necesario desarrollar en ellos habilidades para reconocer, recordar y manipular información visual, que les permita -posteriormente- reconocer los aspectos invariantes de la forma de los símbolos lingüísticos. Por tanto, es importante que los niños desarrollen actividades de discriminación, atención, memoria, cierre visual, constancia y velocidad perceptual para llegar a leer, de forma global, imágenes y símbolos lingüísticos.

Luego de esta lectura (si queremos llamarla de tipo visual) el niño inicia una lectura fonética; es decir, identifica la forma de la letra y la asocia con el sonido que le corresponde, para ello es importante que desarrolle habilidades de percepción auditiva, como de reconocimiento, discriminación, localización, memoria, análisis y síntesis auditivo. De esta forma, descubre que puede leer por sí solo, dando inicio al aprendizaje natural de la lectoescritura. De manera simultánea, se va estimulando la producción del lenguaje oral, utilizando una serie de juegos verbales como canciones, poesías, adivinanzas, retahílas y rimas; lectura de cuentos, etc.; actividades que tienen relación directa con el desarrollo de la conciencia fonológica, la cual forma parte del proceso léxico del aprendizaje de la lectoescritura (Clemente, 2000).

Conscientes de todo ello, en el nivel Inicial del colegio San Ignacio de Loyola de Piura, hacemos posible que estas habilidades se desarrollen desde corta edad. Nuestros niños realizan actividades de análisis visual, usando material concreto, analizan el color, tamaño, forma de los objetos para luego poder reconocer qué figuras son iguales o diferentes y cuáles se encuentran en la misma posición. En las actividades de constancia de forma buscamos que los niños reconozcan la forma así esta se encuentre alterada en el tamaño, por ejemplo se le muestra un objeto pequeño y se le pide que clasifique todos aquellos que se parecen o son iguales al modelo presentado. Las actividades de constancia de forma tienen como finalidad que centren su atención en la forma e inhiban la información que no sea relevante. Así mismo se trabaja la coordinación visomotriz donde el niño realiza trazos grafomotores, que son trabajados primero con todo su cuerpo, buscando la disociación segmentaria; es decir, la independización de los movimientos que realizamos a nivel de hombros, brazo, antebrazo, muñeca y dedos integrando estas actividades al área de psicomotricidad. De esta forma damos inicio al uso de los colores o el lápiz.

Con respecto a las actividades de percepción auditiva, los niños inician el trabajo reconociendo y discriminando sonidos, identificando las cualidades del sonido a través de la reproducción de ritmos con instrumentos musicales, identificando sonidos largos y cortos, fuertes y débiles, reproduciendo estructuras rítmicas con vocales y sílabas, e imitando diferentes timbres de voz. Después, se inicia el trabajo de sensibilidad fonológica donde trabajamos los juegos verbales, a través de la enseñanza de adivinanzas, poesías, canciones, retahílas y trabalenguas y rimas. Continuamos con el trabajo de conciencia fonológica que consiste en segmentar, identificar, omitir, agregar y sustituir unidades lingüísticas en palabras bisílabas, trisílabas y cuatrisílabas.

Como se dijo anteriormente, todo este trabajo se realiza de manera simultánea con el desarrollo del lenguaje oral propiciando el desarrollo de habilidades psicolingüísticas, como el desarrollo de la comprensión oral, asociación oral, fluidez léxica, expresión motora, memoria auditiva, asociación auditiva e integración gramatical. Para este trabajo usamos como herramientas las TIC, las cuales nos permite trabajar integralmente y generar el interés de nuestros alumnos. De otro lado, en la aplicación de estas actividades se respeta la secuencia metodológica; es decir, primero el niño experimenta con su cuerpo, luego usa material concreto para, finalmente, utilizar material gráfico. De esta forma, aseguramos que el aprendizaje sea significativo para él.

Con la experiencia de este trabajo, estamos convencidos de que, con un adecuado proceso inicial de enseñanza, se posibilita que los niños de primer grado puedan dar inicio al aprendizaje sistemático de la lectoescritura, y que al concluir el trabajo de conciencia fonológica, en el segundo grado, logren automatizar dicho proceso. Pues, leer es un proceso complejo que involucra una serie de operaciones o subprocesos como son los perceptivos, léxicos, sintácticos y semánticos. Y, aunque, los dos primeros son llamados de bajo nivel, deben ser trabajados durante el nivel de educación inicial. Es por ello que, través de las actividades mencionadas anteriormente, el niño logra desarrollar dichos procesos y va adquiriendo la “madurez lectora”. Este término se refiere al momento óptimo en el cual el niño está preparado para adquirir un conjunto de habilidades que están relacionadas con el desarrollo de la lectura. (Cuetos, 2010).


Escrito por:

Mgtr. Mónica Agurto
Coordinadora del Ciclo I (Inicial de 3, 4 y 5 años y de 1ro y 2do de Primaria) del Colegio San Ignacio de Loyola de Piura.