Como apareció en nuestro Boletín Informativo “Ignacinotas” N°16-2019, nuestro colegio fue reconocido por la UGEL Piura –junto a dos colegios también privados– como una de las tres instituciones educativas con mayor rendimiento académico de la provincia, en virtud de los resultados obtenidos en la Evaluación Censal Estudiantil aplicada el 2018 a los alumnos de 4to grado de primaria y 2do grado de secundaria. De acuerdo con ello, los datos de la ECE son un buen indicador externo y confiable que demuestra que la ruta académica seguida en nuestro colegio va por buen camino. A partir de este hecho haré algunas reflexiones.

Evaluación Censal, la Punta del ICEBERG

Los resultados de una medición estandarizada de aprendizajes como la Evaluación Censal no brinda muchas veces luces acerca de qué es lo que explican los aprendizajes (Mendizabal, 2015). Entonces, para completar la información y ver más allá de la punta del iceberg, diré que somos un colegio que está en proceso permanente de evaluación de sus procesos de enseñanza y mejora de su propuesta formativa.

Acabamos de terminar una segunda autoevaluación (la primera la hicimos en el 2015) en virtud de un convenio con la Federación Latinoamericana de Colegios de la Compañía de Jesús, en la que analizamos cuatro ámbitos de nuestro quehacer diario: lo pedagógico curricular; la organización, estructura y recursos; el clima institucional y nuestra relación con las familias y la comunidad. Esta autoevaluación marcará los nuevos proyectos de mejora en función de los aprendizajes de nuestros alumnos para los próximos años.

Ahora mismo, nos estamos preparando para asistir a un primer encuentro Latinoamericano que se realizará en septiembre donde se trabajará la articulación entre la dimensión académica y la pastoral, desde la perspectiva de la mejora escolar. Es decir, parte del valor agregado que explica el porqué de los aprendizajes y los resultados de la Evaluación Censal en un colegio Jesuita.

Evaluación Censal y Evaluación Formativa

La Evaluación Censal es una medición estandarizada que busca, por un lado, contar con información acerca de los logros obtenidos por los niños para promover la movilización de padres de familia y actores locales, regionales y nacionales para mejorar la enseñanza y, por otro, brindar estímulos o incentivos económicos como el “Bono Escuela”. La Evaluación Formativa, en cambio, busca información relevante sobre el nivel de desarrollo de competencias en cada estudiante, con el fin de contribuir oportunamente a mejorar su aprendizaje. Como se ve son dos cosas muy diferentes, no hay convergencia entre una y otra, quizá por eso el Ministerio de Educación anunció que este año no habrá Evaluación Censal en segundo grado de primaria, lo que habrá es una Evaluación Muestral Regional que mida también temas asociados al desarrollo personal. Veremos qué pasa.

La Evaluación Formativa

Es otro tema complejo que va desde la forma cómo se concibe a la escuela que lleve a romper con viejos paradigmas que se reflejan muy bien en la viñeta de Francesco Tonucci “La máquina de la escuela” realizada en 1970. Es una buena iniciativa del Ministerio de Educación, pero que, como siempre, tropieza con la realidad. El mayor desafío es la práctica docente, la necesidad de tener en cuenta toda la experiencia y aprendizaje de los alumnos para que logren su máximo desarrollo posible, para esto el valor agregado de cada colegio es fundamental, como lo vimos en la primera parte de estos comentarios. El actual Currículo Nacional propone más de treinta competencias a evaluar con sus respectivas capacidades y desempeños. Estoy seguro de que, con el tiempo, se revisarán, se integrarán y priorizarán según los nuevos contextos.

En los colegios de la Red de Educación Ignaciana, en España, se trabaja con cinco o siete competencias de manera transversal. Son un buen referente a tener en cuenta.

En nuestro colegio, estamos iniciando el proceso de evaluar formativamente, para ello se requiere planificar y acompañar. Estas son las tareas en las que nos encontramos permanentemente.


Escrito por:

Mgtr. Iván Zapata
Coordinador Pedagógico Formativo del Colegio San Ignacio de Loyola de Piura.